La discriminación es una de las principales barreras que la sociedad impone a las diferencias entre las personas, la dignidad del ser humano radica en la igualdad de sus derechos lo que significa que para las personas con discapacidad la inclusión social es el respeto por la libertad, la autonomía, la autosuficiencia y eso solo se logra con educación incluyente, porque incluir a la niña y al niño de hoy es erradicar la segregación de las personas en el futuro, en cambio con inclusión tendremos hombres y mujeres productivas capaces de enfrentar los retos de las exigencias de la vida moderna llena de paradigmas de competitividad y competencia.

Forjamos la superación de la discapacidad con el venciendo de sus propias condiciones y tropiezos, también acrecentamos este crecimiento personal con el amor de la familia y con la aceptación de las diferencias propias y de los demás, es así como desde un punto de vista real, la construcción de sociedades desarrolladas no rotula, no categoriza las personas, tampoco es selectiva, ni excluyente.

El colegio braulio González, templo amado del saber ha sido pionero en educación incluyente en el departamento de Casanare, con un proyecto educativo que no permite la marginación y que es aporte permanente a la modelación de una sociedad más justa y de educación con calidad humana.

Cabe recordar que los limites llegan hasta donde mis capacidades me lo permiten, la persona con discapacidad tiene una condición que lo hace actuar, correr, reír y hasta comunicarnos de forma diferente, como sociedad nos corresponde entender que todos somos diferentes, como padre de familia Braulista entendí que la base del futuro está en la juventud de hoy y que si esta misma juventud está formada en valores incluyentes seremos parte de la generación de la justicia, la igualdad y la equidad.

Por: Miguel Hernando Peroza Garrido.